martes, 14 de junio de 2011

Colesterol, triglicéridos y Obesidad

Las alteraciones lipídicas más estrechamente vinculadas a la obesidad son el aumento de los triglicéridos y la disminución del colesterol HDL. La hipertrigliceridemia es un importante factor desencadenante del aumento de partículas LDL pequeñas y densas, con mayor capacidad aterogénica.

Como es sabido, tanto las VLDL como las LDL transportan únicamente una molécula de apoB-100, parámetro que nos sirve como marcador del número de partículas LDL circulantes. Por ello, cuando se elevan las partículas LDL pequeñas y densas suben los valores plasmáticos de apoB, aun cuando no se produzca elevación del colesterol plasmático.

Desde el punto de vista práctico, la pérdida de peso va seguida de una mejoría o normalización del perfil lipídico, especialmente de triglicéridos y colesterol HDL, siendo estos cambios especialmente llamativos en los obesos sometidos a cirugía bariátrica.

Hiperuricemia y gota



En obesidades con IMC por encima de 30 kg/m2 es frecuente detectar hiperuricemia, siendo la litiasis úrica y la gota complicaciones frecuentes y bien conocidas en los obesos, especialmente de tipo central.

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